Mónica Fornié, entrenadora nacional de gimnasia rítmica, explica a padres los beneficios, tanto
físicos como psicológicos de la gimnasia rítmica en las niñas. Desde hace 25 años
trabaja con niñas de entre 3 y 16 años.
Con la
gimnasia rítmica de base
se desarrolla una movilidad
articular que siempre es beneficiosa, porque le produce muchísima movilidad y
flexibilidad, que en un futuro le va a resultar muy positiva”, aclara Mónica.
En los colegios se trabaja mucho la coordinación ya que se manejan aparatos
como aros, cintas, cuerdas, o mazas. Algo que
favorece la coordinación oculomotriz ya que lanzan y recogen
y tienen que hacer una serie de movimientos mientras el aparato está en el
aire, trabajar a una velocidad determinada controlando la trayectoria del
aparato.
Beneficios
- Trabajo de colocación corporal
postural, lo que quiere decir que una anomalía pélvica o de cadera se puede
corregir. “La gimnasia puede corregir el problema de pies para dentro al
trabajar pies, rodilla y pelvis”.
-Estira los músculos, favoreciendo el crecimiento.
-Psicológicamente, mejora la autoestima porque las niñas aprenden a bailar y
a controlar su cuerpo, a hacer muchos movimientos que le dan mucha
seguridad.
Cuándo empezar
“Hasta los seis años recomiendo algo que se acerque más a la danza, que no
tenga normas, que no sea estricto ni repetitivo, porque si no, lo dejan y se
cansan, pero que les ayude al control de su cuerpo, trabajar ritmo,
coordinación y colocación postural”. Entre
6 y 7 años, si se motiva y tiene estímulo externo para conocerlo.
¿Por
qué se abandonan las clases de gimnasia rítmica? (Fuente Club Gimnasia
Rítmica Villena)
A menudo los padres se preocupan porque a sus hij@s les gusta mucho la
gimnasia, pero éstos no sienten deseos de asistir a las clases, lo cual es
interpretado como una incoherencia.
La realidad es contundente y la gran culpa de este suceso
está originada en la ausencia de perseverancia, voluntad y compromiso del
alumno, o un carácter personal o cualidades psicofísicas que no se ajustan al
perfil de un deportista de rítmica. La acción de poner una música en casa y
bailar libremente no implica que ese niñ@
tenga aptitudes para una clase de gimnasia, ni siquiera que le guste la
rítmica.
En un mundo donde la búsqueda de placer fácil y a corto plazo es lo que se
impone, está claro que la gimnasia rítmica no se ajusta a ese modo de entender
la vida. Hay padres que lamentablemente no saben inculcar hábitos de
responsabilidad y disciplina, y si un día el niñ@
tiene una fiesta de cumpleaños o simplemente no tiene ganas de ir a clase, sus
padres lo asienten y lo aceptan.
Y eso perjudica la visión del niñ@ sobre la importancia de
encarar las actividades que eligen con responsabilidad y seriedad, dando origen
a lo que más adelante – y en el peor de los casos – será derivado en bajas
laborales de dudosa justificación, llegar tarde a sus obligaciones y no cumplir
satisfactoriamente con lo que se le exige. Hábitos que en nuestro país están a
la orden del día.
Ser gimnasta no es solo un físico, sino que ser gimnasta es una forma de ver,
actuar y afrontar la vida.
Y la mayor ilusión en la vida de un entrenador es llegar a
encontrar y formar a ese alumno total al que buscamos incansablemente, a aquel
que viene a clase todos los días y que sabe desafiar sus flaquezas, que nos
obliga a superarnos como técnicos, y que pone todas sus fuerzas en afrontar con
pasión y entusiasmo el reto de aprender a bailar.